miércoles, 25 de marzo de 2015

Bath time


La mañana anterior al día de su muerte me desperté sobre las seis de la madrugada, empapada en sudor. Había tenido unos sueños macabros sobre algo que ni siquiera podía recordar. Bebí lo que quedaba de agua de la botella que tengo sobre la mesilla y le di un beso a Henry. Le observé durante unos minutos y me pregunté porque decidió aquel verano que quería estar a mi lado, que fue lo que nos hizo desear tanto la cercanía el uno al otro. Después de reflexionar durante unos minutos sobre el tema y no llegar a ninguna conclusión volví a dormirme hasta las nueve. Cuando me desperté Henry ya no estaba ahí y al oír ruido en la cocina supuse que estaba preparando el desayuno. Me preparé un baño y me puse a leer dentro de la bañera, disfrutando del calor y el vapor del agua. En esos momentos me evadía de mi vida por completo, ya no estaba ahí, estaba viajando a lo más profundo de mi imaginación. No quería salir de la bañera, no quería salir de mi cuarto y no quería vestirme. Cuando las yemas de mis dedos estaban ya arrugadas como pasas, Henry subió a buscarme, me sacó de la bañera y me secó las lágrimas.
B.B.


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